A las 10.30 nos dirigimos a la zona de la arboleda, en donde habíamos quedado con Antonio para plantar unos cuantos setos y así de esta forma, sustituir a los viejos arbustos que había anteriormente.
Cuando llegamos Antonio ya lo tenía prácticamente todo preparado, la zanja cavada, los setos correctamente ordenados y la azada lista para ponerla en marcha.
Así que de uno en uno, fuimos pasando para colocar el seto en su sitio para después echarle la tierra justa para que quedase oficialmente plantado.
¡Ahora solo queda verlos crecer!
Agradecerle a Antonio su gran ayuda en esta fabulosa tarea.
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